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Vida en el «Ahora Digital» – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Vida en el «Ahora Digital»» de TEDGlobal 2013 en español.

Hace un año, Abha Dawesar vivía en la parte oscura del Manhattan de después de Sandy, mendigando para poder conectarse. Como novelista, fue golpeada por esta metáfora: ¿Estamos obsesionados por estar conectados digitalmente, perdiéndonos lo que es real?

  • Autor/a de la charla: Abha Dawesar
  • Fecha de grabación: 2013-06-14
  • Fecha de publicación: 2013-10-30
  • Duración de «Vida en el «Ahora Digital»»: 721 segundos

 

Traducción de «Vida en el «Ahora Digital»» en español.

Estaba en Nueva York durante el huracán Sandy, y este perrito blanco que se llama Maui estaba conmigo.

La mitad de la ciudad estaba oscura debido a un corte de energía, y yo estaba viviendo en el lado oscuro.

Maui tenía miedo a la oscuridad, así que tuve que cargarlo por las escaleras, en realidad bajarlo por las escaleras en primer lugar, para su paseo, y luego subirlo.

También estuve acarreando galones de botellas de agua hasta el séptimo piso todos los días.

Y mientras hacía todo esto, tuve que mantener una antorcha entre los dientes.

Las tiendas cercanas no tenían linternas ni baterías, ni pan.

Para una ducha, caminé 40 cuadras a una sucursal de mi gimnasio.

Pero estas no eran las principales preocupaciones de mi día.

Fue crítico para mí ser la primera persona en un café cercano con cables de extensión y cargadores para cargar mis múltiples dispositivos.

Empecé a buscar bajo los bancos de las panaderías y en las entradas de pastelerías por contactos.

No era la única.

Incluso bajo la lluvia, la gente se paraba entre Madison y la 5ª Avenida bajo sus paraguas para cargar sus teléfonos celulares en enchufes en la calle.

La naturaleza sólo nos había recordado que era más fuerte que toda nuestra tecnología, y sin embargo, ahí estábamos, obsesionados con estar conectados.

Creo que no hay nada como una crisis para saber lo que es realmente importante y lo que no, y Sandy me hizo darme cuenta de que nuestros dispositivos y su conectividad nos importa tanto como el alimento y el refugio.

El yo que conocía ya no existe, y creo que un universo abstracto, digital se ha convertido en una parte de nuestra identidad y quiero hablarles sobre lo que creo que significa.

Soy una novelista, y estoy interesada en el ser porque el individuo y la ficción tienen mucho en común.

Ambos son historias, interpretaciones.

Ustedes y yo podemos experimentar cosas sin una historia.

Podríamos subir demasiado rápido por las escaleras y podríamos quedarnos sin aliento.

Pero el sentido más amplio que tenemos de nuestras vidas, el que es ligeramente más abstracto, es indirecto.

Nuestra historia de nuestra vida se basa en la experiencia directa, pero está adornada.

Una novela se necesita construir escena tras escena y la historia de nuestra vida necesita un arco también.

Necesita meses y años.

Los momentos particulares de nuestras vidas son sus capítulos.

Pero la historia no es sobre estos capítulos.

Es el libro entero.

No sólo se trata de la angustia y la felicidad, las victorias y las decepciones, sino porque debido a ellos, y a veces, lo más importante, a pesar de ellos, que encontramos nuestro lugar en el mundo y lo cambiamos y nos cambiamos.

Nuestra historia, por lo tanto, necesita dos dimensiones del tiempo: un arco largo de tiempo que es nuestra vida, y el tiempo de experiencia directa que es el momento.

El yo que experimenta directamente sólo puede existir en este momento, pero aquel que narra necesita varios momentos, una secuencia entera de ellos y por eso nuestro completo sentido de nosotros mismos necesita tanto la inmersiva experiencia como el flujo del tiempo.

Ahora, el flujo del tiempo está incrustado en todo, en la erosión de un grano de arena, en el florecimiento de un pequeño brote en una rosa.

Sin él, no tendríamos música.

Nuestras propias emociones y estado de ánimo a menudo codifican el tiempo, el arrepentimiento o la nostalgia por el pasado, la esperanza, o temor por el futuro.

Creo que la tecnología ha alterado ese flujo del tiempo.

El tiempo total que tenemos para nuestra narrativa, nuestra esperanza de vida, ha ido en aumento, pero la medida más pequeña, el momento, se ha reducido.

Se ha reducido porque nuestros instrumentos nos permiten, en parte, medir unidades más pequeñas de tiempo y esto a su vez nos ha dado una comprensión más granular del mundo material y este entendimiento granular ha generado toneladas de datos que nuestro cerebro no puede comprender y para lo cual necesitamos computadoras cada vez más complicadas.

Todo esto para decir que la brecha entre lo que podemos percibir y lo que podemos medir sólo se va a ampliar.

La ciencia puede hacer cosas en un picosegundo, pero ni ustedes ni yo nunca vamos a tener la experiencia interior de una millonésima parte de un millonésimo de segundo.

Ustedes y yo sólo respondemos al ritmo de la naturaleza y su flujo, al sol, la luna y las estaciones y por esta razón necesitamos ese arco largo de tiempo con el pasado, el presente y el futuro para ver las cosas por lo que son.

Para separar la señal del ruido y el uno mismo de las sensaciones.

Necesitamos la flecha del tiempo para entender la causa y el efecto, no sólo en el mundo material, sino en nuestras propias intenciones y nuestras motivaciones.

¿Qué pasa cuando esa flecha sale mal? ¿Qué sucede cuando tiempo se deforma? Muchos de nosotros hoy en día tenemos la sensación de que la flecha del tiempo apunta a todas partes y a ninguna a la vez.

Esto es porque el tiempo no fluye en el mundo digital de la misma manera que lo hace en el mundo natural.

Todos sabemos que el Internet ha reducido el espacio además del tiempo.

Lo lejos está ahora aquí.

Las noticias de la India son una notificación en mi teléfono no importa si estoy en Nueva York o Nueva Delhi.

Y eso no es todo.

Su último trabajo, sus reservaciones para la cena del año pasado, sus antiguos amigos, están junto a sus amigos de hoy, porque también la internet archiva y deforma el pasado.

Sin distinción entre el pasado, el presente y el futuro y el aquí o el allá, nos quedamos con este momento en todos lados, este momento que voy a llamar el ahora digital.

¿Cómo podemos priorizar en el paisaje del ahora digital? Este ahora digital no es el presente, porque siempre es unos segundos delante, con flujos de Twitter que ya son tendencias y noticias de otras zonas horarias.

Este no es el momento de un dolor punzante en el pie o el segundo que muerdes un bollo o las tres horas que se pierden con un gran libro.

Esto ahora tiene muy poca referencia física o psicológica con nuestro propio estado.

Su enfoque, en cambio, es que nos distraiga a cada paso en el camino.

Cada señal digital es una invitación para dejar lo que estamos haciendo ahora para ir a otro lugar y hacer otra cosa.

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Viajar puede ser liberador, pero cuando es incesante, nos convertimos en exiliados permanentes sin reposo.

La elección es la libertad, pero no cuando su finalidad es constantemente ella misma.

No sólo el ahora digital está lejos del presente, sino que está en competencia directa con él y esto es porque no solamente estoy ausente de él, sino ustedes también.

No sólo nosotros estamos ausentes de él, sino todo el mundo.

Y ahí radica su mayor conveniencia y horror.

Puedo pedir libros en una lengua extranjera a mitad de la noche, comprar macarones parisinos, y dejar mensajes de vídeo que recogerán más adelante.

En todo momento, puedo funcionar en un ritmo diferente del de ustedes, mientras puedo mantener la ilusión de que estoy conectado a ustedes en tiempo real.

Sandy fue un recordatorio de cómo puede romperse una ilusión.

Había quienes tenían electricidad y agua, y quienes no.

Hay quienes volvieron a sus vidas, y aquellos que todavía están desplazados después de tantos meses.

Por alguna razón, la tecnología parece perpetuar la ilusión para aquellos que la tienen de que todos también la tienen y entonces, como una irónica una bofetada en la cara, se hace realidad.

Por ejemplo, se dice que hay más gente en la India con acceso a teléfonos celulares que a inodoros.

Si esta brecha, que es ya tan grande en muchas partes del mundo, entre la falta de infraestructura y la propagación de la tecnología, no es de algún modo superada, habrá rupturas entre lo digital y lo real.

Para nosotros, como individuos que viven en el ahora digital y que pasamos la mayor parte de nuestros momentos de vigilia en él, el desafío es vivir en dos corrientes de tiempo que son paralelas y casi simultáneas.

¿Cómo vivir dentro de la distracción? Podríamos pensar que los más jóvenes, aquellos que han nacido en él, se adaptan más naturalmente.

Posiblemente, pero recuerdo mi niñez.

Recuerdo a mi abuelo repasando las capitales del mundo conmigo.

Buda y Pest fueron separados por el Danubio, y Viena tenía una escuela de equitación española.

Si fuera una niña ahora, fácilmente podría aprender esta información con aplicaciones e hipervínculos, pero no sería la misma, porque mucho más tarde, fui a Viena, y fui a la escuela de equitación española, y podía sentir a mi abuelo a mi lado.

Noche tras noche, me llevó a la terraza, sobre sus hombros y me señalaba Júpiter y Saturno y la Osa mayor.

Y aún ahora, cuando miro la Osa mayor, regreso a esa sensación de ser una niña, agarrada de su cabeza y tratando de equilibrarme sobre sus hombros, y puedo recuperar esa sensación de ser una niña otra vez.

Lo que tenía con mi abuelo estaba envuelto tan a menudo en información y conocimiento y hechos, pero se trataba de mucho más que información o conocimiento o hecho.

La tecnología de la deformación del tiempo reta nuestro núcleo más profundo, porque somos capaces de archivar el pasado y algo de él se vuelve difícil de olvidar, aún como el momento actual es cada vez más inmemorable.

Queremos aferrarnos y nos hemos quedado en su lugar agarrando una serie de momentos estáticos.

Son como pompas de jabón que desaparecen cuando las tocamos.

Archivando todo, creemos que podemos guardarlo todo, pero el tiempo no son datos.

No se puede almacenar.

Ustedes y yo sabemos lo que significa exactamente estar verdaderamente presentes en el momento.

Podría haber ocurrido mientras estábamos tocando un instrumento, o mirando a los ojos de alguien que conocemos desde hace mucho tiempo.

En estos momentos, nosotros mismos estamos completos.

El yo que vive en el arco narrativo largo y el que experimenta el momento se convierten en uno.

El presente encapsula el pasado y una promesa para el futuro.

El presente se une a un flujo de tiempo desde antes y después.

Primero experimenté estos sentimientos con mi abuela.

Yo quería aprender a saltar la cuerda y encontró una cuerda vieja y se acomodó el sari y saltó sobre ella.

Yo quería aprender a cocinar y me mantuvo en la cocina, cortando y picando durante todo un mes.

Mi abuela me enseñó que las cosas suceden en el tiempo que llevan, contra ese tiempo no se puede luchar, y porque va a pasar y se irá, le debemos al momento presente toda nuestra atención.

La atención es tiempo.

Una vez me dijo uno de mis instructores de yoga que el amor es atención, y sin duda de mi abuela, el amor y la atención eran la misma cosa.

El mundo digital canibaliza el tiempo, y al hacerlo, quiero sugerir que lo que amenaza es la plenitud de nosotros mismos.

Amenaza el flujo de amor.

Pero no tenemos que dejarlo.

Podemos elegir lo contrario.

Hemos visto una y otra vez cómo la tecnología puede ser creativa y en nuestras vidas y en nuestras acciones, podemos elegir las soluciones y las innovaciones y esos momentos que restauren el flujo del tiempo en lugar de fragmentarlo.

Podemos ir más despacio y nos podemos sintonizar con el flujo y reflujo de tiempo.

Podemos elegir recuperar tiempo.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/abha_dawesar_life_in_the_digital_now/

 

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