La escala topografica es la relación entre las longitudes sobre el mapa y las longitudes sobre el terreno.
Así, en el caso de que 100 m sobre el terreno representen 1 mm sobre el mapa, la escala de este último es 1: 100.000.
Para facilitar la lectura, la escala numérica suele ir acompañada de una escala gráfica.
Aunque falte la escala, es posible medir distancias sobre un mapa, sabiendo que un grado de meridiano equivale a 60 millas marinas; es decir, 111,11 km.
La primera representación cartográfica del mundo que siguió un método geométrico, y por lo tanto guardaba una cierta proporcionalidad con la realidad, fue realizada en el siglo II d.C. por Claudio Tolomeo.
Durante la Edad Media, las cartas marinas tenían como objetivo representar la forma de la costa y no se empleaban para determinar distancias, por lo que carecían de información sobre la escala. Además, partían de la idea de que la Tierra era plana, por lo que cualquier método geométrico aplicado sobre ellas resultaba erróneo.
Una vez confirmada la esfericidad del planeta, en el siglo XV, se planteó el problema de representar en una superficie plana un mundo esférico.
El flamenco G. Kremer, conocido como Mercator, resolvió el problema cien años después, al inventar la proyección que llevaba su nombre.
Su discípulo A. Oerterl confeccionó el primer mapamundi dotado de paralelos y meridianos y, si bien carecía de escala explícita, se podía calcular distancias sobre él conociendo la circunferencia de la Tierra.
El uso de escala numérica en los mapas se popularizó durante el siglo XVIII y el primer mapa estrictamente geométrico, correspondiente a Francia, fue publicado en 1746 por C.F. Cassini.