El Numero cero es signo numérico que indica la ausencia de valor y que situado a la derecha de otro número lo multiplica por diez.
Los primeros sistemas numéricos, como los empleados por los griegos o los romanos, carecían de símbolos para representar la ausencia de valor.
El cero fue inventado en la India el siglo V o VI d.C. Los árabes apreciaron inmediatamente su utilidad y lo incorporaron a su sistema numérico, no sólo para designar la ausencia de valor, sino también para crear los múltiplos de diez.
De este modo, todos los números pasaban a estar compuestos por el mismo número de cifras que el orden de magnitud al que pertenecían. Gracias a ello, la cifra situada más a la derecha indicaba siempre la unidad, la segunda la decena, la tercera, la centena y así sucesivamente. Esta forma de anotar los números permitió sumar y restar directamente sin ayuda del ábaco, simplemente escribiendo los sumandos uno encima del otro, de modo que las cifras del mismo orden quedasen en la misma columna.
También permitió indicar numéricamente que la resta de dos números iguales daba un valor nulo. Todo ello propició el avance de las matemáticas, que permanecían estancadas desde el siglo V a.C.