El perro, que siempre sido el compañero del hombre, le presta servicios preciosos, pues no sólo se utiliza como animal doméstico de caza, sino también como animal guardián, de policía e incluso de guía de ciego o de socorro en alta montaña. Los animales inteligentes se adiestrar más fácilmente mediante la dulzura y las recompensas que por medio del temor y de los golpes.
Según la raza a la que pertenezca y la función a la que se le destine, el perro ha de recibir una educación u otra; en cualquier caso, el perro joven ha de aprender en primer lugar a ser limpio, a obedecer de recibir su alimento de forma regular. Los perros de caza reciben entrenamiento adecuado para descubrir los animales que interesan a su amo. Los perros de muestra mantienen la casa donde está tanto tiempo como sea necesario para que su amo encuentre una buena posición de tiro. Estos perros nunca como en los animales de caza su amo, sino que se los llevan a este.
El perro guardián duerme siempre con un ojo abierto, es decir, se despiertan menor ruido. Enseñado a ladrar, da la alarma en caso de que se produzca alguna visita imprevista; enseñado a callar, no intervienen y gruñe a no ser que el visitante que ha entrado quiere salir sin que la amo se halle presente. El perro policía olfatea las pistas de los fugitivos y se esfuerza por encontrar su escondrijo. Si se lo ordena, ataca y obliga a su adversario a que se rinda. También son muy útiles para la detección de drogas y explosivos en puertos y aeropuertos. Los perros de alta montaña descubren a los alpinistas enterrados por algún alud. Los perros de ciego conducen a sus dueños, sortear los obstáculos que indican que es preciso detenerse cuando se presenta algún peligro.
Para obtener estos resultados al iniciarse el adiestramiento con perros jóvenes inteligentes. La paciencia es la principal arma del adiestrador, el cual trabaja gradualmente.
Las caricias y las recompensas hacen que el perro se de cuenta de qué va por buen camino; además, le hacen feliz. De esta forma son capaces de aprender prácticamente cualquier comportamiento que le queramos enseñar.