Un Submarino es un Buque construido para navegar por debajo de la superficie marina a determinadas profundidades.
Hasta principios de siglo, se denominaban submarinos a los buques que podían navegar sumergidos, aunque sólo lo hacían puntualmente, y que tenían una elevada flotabilidad, superior a un 30%. Hoy, los submarinos son buques especialmente diseñados para navegar en inmersión.
Los submarinos convencionales modernos utilizan motores diesel en superficie y eléctricos en inmersión, si bien un aparato denominado snorkel les permite utilizar también los diesel en inmersión cuando navegan sumergidos a la cuota de periscopio.
Ese aparato consta de dos tubos que sobresalen a la superficie: uno permite la entrada de aire y el otro expulsa los gases emitidos por los motores. Pero los submarinos más potentes funcionan con reactores nucleares, que pueden permanecer mucho más tiempo sumergidos y desplazan hasta 15.000 toneladas.
Sus orígenes son muy antiguos, porque se vinculan a un deseo ancestral del hombre. Entre los primeros experimentos reseñables se sitúa el artilugio que diseñó el físico holandés Cornelius van Drebbel quien, en 1620, probó en el Támesis un submarino de madera que se impulsaba con una vela en la superficie, sujeta a un mástil hueco por donde se renovaba el aire.
El inglés Symons construyó otro aparato similar en 1747 que se propulsaba con cuatro remos. Se sucedieron los experimentos más o menos pintorescos hasta llegar al submarino que diseña Narciso Monturiol en 1859 –y que bautiza como Ictíneo– y el que construye en 1888 Isaac Peral. Desde ese momento, los países se embarcarán en la construcción y perfección de esos buques con propósitos fundamentalmente militares.
La Primera Guerra Mundial revelaría su extraordinaria importancia, en especial cuando en el transcurso de un día, un submarino alemán hundió tres cruceros ingleses. Desde entonces han proliferado de modo notable, con gran importancia en la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad incorporan las armas más sofisticadas, y destacan los submarinos atómicos, que contienen torpedos de cabeza nuclear, que pueden lanzar en inmersión.
El primer submarino de este tipo fue el Nautilus, botado el 21 de enero de 1954, y que se debe al empeño del capitán de navío Rickover.
Rickover tuvo que convencer a la Marina y al ejército de los EE.UU. para su fabricación, y sólo lo consiguió el saber que la URSS estaba fabricando un aparato de características similares, indujo a su construcción.