El arco y las flechas son un arma arrojadiza que impulsa un proyectil, denominado flecha, mediante la energía liberada al cesar la deformación ejercida sobre una pieza de madera llamada arco. Dicha tensión se logra estirando una cuerda anudada a ambos extremos del arco.
Los primeros arcos, inventados hace unos 40.000 años, estaban construidos con una rama curvada y un tendón, tenían poco alcance y se empleaban principalmente para cazar con flechas envenenadas. El incremento de su potencia, y con ella del alcance y de la penetración, los hizo cada vez más importantes como arma de guerra, hasta el punto de obligar a inventar, durante el neolítico, el escudo de esparto como medio de protección frente a las flechas. En 1700 a.C., los hicsos inventaron el arco de doble curvatura y las flechas con punta de bronce. Gracias a ellos, su caballería conquistó Oriente Próximo y Egipto. No se produjeron nuevos avances hasta el siglo XII, cuando los galeses desarrollaron el llamado long bow. Se trataba de un arco de hasta dos metros de longitud, fabricado con madera de olmo y cuyas flechas podían perforar una armadura. Durante el siglo siguiente se extendió por Inglaterra y permitió a la infantería inglesa derrotar a los caballeros franceses en las batallas de Crezy (1346) y Azincourt (1425), durante la Guerra de los Cien Años. La aparición del long bow, junto a la de los primeros mosquetes, marcó el fin de la caballería pesada.