Los componentes de la leche
La calidad de la leche se valora por sus cualidades nutritivas y varía dependiendo de muchos factores. Raza, edad, cisterna de ordeño… Son algunos de los factores que intervienen en la calidad del producto final.
El agua es su principal componente, además de ácidos grasos y colesterol, proteínas (caseína, lactoglobulinas y lactoalbúminas) e hidratos de carbono (lactosa). En menor proporción contiene vitaminas (grupo B, A y D) y minerales (zinc, magnesio y calcio).
La leche vacuna, que es la que habitualmente consumimos, tiene más proteínas por litro y caseína que la leche materna. Desde el punto de vista digestivo, las diferencias proteínicas hacen que la asimilación de la leche de vaca sea más difícil que, por ejemplo, la asimilación de la leche materna, debido a la mayor cantidad de estos dos elementos. Aparte de suponer un mayor esfuerzo digestivo, la leche vacuna hace trabajar más a los riñones debido a su alto valor proteico.
El azúcar que encontramos en la leche vacuna es la lactosa y la cantidad existente es aproximadamente 4.8 grs por litro. La lactosa es un disacárido, es decir, un azúcar constituido por dos monosacáridos: la galactosa y la glucosa. Este disacárido favorece la flora intestinal más saludable para el organismo. También parece demostrado que la ingestión de lactosa favorece el desarrollo del sistema nervioso durante el crecimiento.
La leche en la cocina.- En todos los países del mundo es consumida como bebida. Se puede beber sola o acompañada, fría o templada. La mayor parte de la leche de vaca se emplea para la elaboración de productos lácteos como la mantequilla, los yogures, la nata, el queso, la cuajada y otros muchos postres.
No sólo los lácteos y postres la incluyen entre sus ingredientes, hay otros muchos platos como purés, sopas y salsas que la incluyen. Es la reina de los postres y dulces por su peculiar sabor.