Fogón, provisto de un fuelle o de otro aparato análogo, donde se calientan los metales para forjarlos.
El fuelle resulta fundamental para inyectar aire al carbón y lograr una temperatura suficientemente elevada como para mantener el metal al rojo.
El forjado en caliente, además de dar al metal la forma deseada, crea en su interior una estructura fibrosa que no puede ser destruida más que por nueva fusión. Se logra así mejorar sus cualidades.El descubrimiento de la metalurgia se supone que fue accidental.
El calor del fuego debió fundir el cobre nativo presente en algunas rocas y, al enfriarse, el hombre descubrió un nuevo material fácil de trabajar y con propiedades diferentes a las de la cerámica y la piedra utilizadas hasta entonces.
Hace unos 8.000 años, el cobre, el oro, el estaño y la plata ya eran utilizados con cierta frecuencia, pero no se disponía todavía de métodos adecuados para obtener otros metales. Hace unos 5.000 años, alguien tuvo la idea de mezclar el cobre y el estaño, obteniendo el bronce, un metal mucho más duro.
También se descubrió que trabajándolo en caliente sus cualidades mejoraban, aunque para ello resultaba necesario inventar un sistema para evitar que el metal se enfriase, pero sin fundirlo.
La fragua fue la solución, ya que al estar abierta por arriba la temperatura no resultaba excesiva.