La escritura es un sistema gráfico de representación de las palabras.
En la escritura ideográfica, cada símbolo representa un objeto o idea.
En la escritura fonética, cada símbolo representa un sonido y las palabras se forman mediante la combinación de sonidos.
La escritura nació en Oriente Próximo hace unos seis mil años. Inicialmente se trataba de pictogramas, representaciones esquemáticas de sucesos destinadas a explicarlos a terceras personas. Aproximadamente en el año 3500 a.C., este primitivo sistema empezó a evolucionar hacia la escritura moderna.
Sucedió en la ciudad sumeria de Erech, cuyos habitantes grabaron símbolos en torno a los pictogramas para completarlos. La escritura cuneiforme apareció en la misma región poco después, y quinientos años más tarde se había extendido por todo Oriente Próximo.
Consistía en una serie de marcas en forma de cuña que, convenientemente agrupadas, permitían representar sonidos. La escritura occidental apareció en 1700 a.C. en la Grecia minoica. Se abandonaron los símbolos cónicos y aparecieron los primeros símbolos curvos.
El alfabeto moderno fue inventado por los fenicios poco después, en 1600 a.C. A partir de él, los judíos desarrollaron el alfabeto hebreo y los griegos construyeron el suyo en el siglo V a.C., del que derivaría posteriormente el cirílico. Los romanos adaptaron el alfabeto griego para crear el alfabeto latino, que luego la Iglesia de Roma extendió por toda Europa occidental.
En cambio, el alfabeto cirílico fue adoptado por las iglesias cristianas ortodoxas, que lo extendieron por Europa oriental.
Paralelamente, se desarrollaron otros sistemas de escritura en Asia y en América, la mayoría de ellos ideográficos.