Recopilación de citas y frases célebres de MICHEL DE MONTAIGNE
No es feliz aquel del que lo creemos sino aquel que lo cree de sí mismo. Y sólo así se hace la creencia verdad y realidad
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Para juzgar de las cosas grandes y elevadas es menester alma igual; si no, les atribuimos el vicio que nos es propio
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Quitémosle lo raro, acerquémosla a nosotros, acostumbrémonos a ella, no tengamos nada tan a menudo en la cabeza como la muerte. En todo instante imaginémosla con todas sus caras. Al tropezar el caballo, al caer una teja, al menor pinchazo de alfiler, rumiemos de pronto: ¿y si fuese la misma muerte? Y entonces, endurezcámonos y esforcémonos. En las fiestas y en la alegría tengamos siempre este estribillo del recuerdo de nuestra condición y no nos dejemos tanto llevar por el placer, que no nos venga a la memoria de cuántas trampas lo amenaza. Así hacían los egipcios, quienes en mitad de sus festines y rodeados de las viandas mejores ordenaban traer la seca anatomía de un cuerpo de hombre muerto para que sirviese de advertencia a los convidados
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
No sabemos dónde nos espera la muerte; esperémosla en cualquier lugar. La premeditación de la muerte es premeditación de la libertad. El que aprende a morir, aprende a no servir. El saber morir nos libera de toda atadura y coacción. No existe mal alguno en la vida para aquel que ha comprendido que no es un mal la pérdida de la vida
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Los milagros dependen de la ignorancia en la que estemos de la naturaleza y no del ser de la naturaleza: el hábito adormece la vista de nuestro juicio
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
La razón humana es un barniz superficial, de peso más o menos similar al de nuestras opiniones y costumbres, sea cual sea la forma que tengan: infinito en materia, infinito en diversidad
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Nacen de la costumbre las leyes de la conciencia que decimos nacer de la naturaleza; sintiendo íntima veneración por las ideas y costumbres recibidas y aprobadas a su alrededor, nadie puede desprenderse de ellas sin remordimientos, ni aplicarse a ellas sin aplauso
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Los pueblos educados en libertad y que se dirigen por sí mismos consideran monstruosa y contra natura cualquier otra forma de gobierno. Piensan lo mismo los que están hechos a la monarquía. Y por mucha facilidad que el destino les ofrezca para cambiar, en cuanto se han librado con grandes dificultades de la molestia de un señor, corren a implantar uno nuevo, con parejas dificultades, al no poder decidirse a odiar la dependencia
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
De dónde viene que lo que está fuera del marco de la costumbre lo creemos fuera del marco de la razón
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
¿Hay cosa más extraña que ver a una nación en la que por legítima costumbre se vende la función de juzgar y se pagan los juicios con dinero contante y sonante, y en la que legítimamente se niega la justicia al que no tiene con qué pagarla, y tanto crédito tiene esta mercancía como para que se cree en una sociedad un cuarto estado de gentes que manejan los procesos, para unirlo a los tres tradicionales de iglesia, nobleza y pueblo?
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
El cual Estado, teniendo la función de las leyes y autoridad soberana sobre bienes y vidas, forma un cuerpo aparte del de la nobleza; de lo que se deriva el que existan dobles leyes, las del honor y las de la justicia totalmente opuestas en muchas cosas (con el mismo rigor condenan aquellas al aguantar un desaire, como éstas el devolverlo; según el código de las armas, es uno degradado en honor y nobleza por aguantar una injuria, y según el código civil, el que se venga incurre en la pena capital; quien recurre a las leyes para obtener justicia ante una ofensa hecha a su honor se deshonra; y quien no recurre a ellas es castigado y condenado por las leyes); y de estas dos partes tan distintas, y sin embargo, con un solo jefe, tienen aquellos la paz a su cargo y éstos la guerra; aquellos el beneficio, éstos el honor, aquellos el saber, éstos la virtud,; aquellos la palabra, éstos la acción; aquellos la justicia, éstos el valor; aquellos la razón, éstos la fuerza; aquellos la toga larga, éstos el traje corto, repartidos
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Quien va en busca de la ciencia, háyala allí donde se aloja: nada hay de lo que yo no me jacte menos. Plasmo aquí mis ideas, mediante las cuales no pretendo dar a conocer las cosas sino a mí mismo: quizá algún día me sean conocidos o me lo hayan sido antaño según me haya llevado la fortuna a los lugares en los que quedaban esclarecidas. Mas yo no lo recuerdo. Y si soy hombre de ciertos estudios, soy hombre de memoria nula
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Pues hago que otros digan lo que yo no puedo decir tan bien, ya sea por la pobreza de mi lenguaje, ya por la pobreza de mi juicio
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Pueden la ciencia y la verdad alojarse en nosotros faltando el juicio y puede, asimismo, estar presente el juicio sin ellas; sí, y el reconocer la ignorancia es una de las más hermosas y seguras pruebas de juicio que pueda encontrar. No tengo más sargento de banda para ordenar mis piezas que el azar
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Mucho lamento que no tengamos una docena de Diógenes Laercio, o que no esté mas difundido o más comprendido. Pues no siento menos curiosidad por el destino y la vida de esos grandes preceptores del mundo que por la diversidad de sus doctrinas e ideas
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
El bien público requiere traición, mentira y masacre (…) La justicia en sí misma, universal y natural, tiene una reglamentación diferente, mucho más noble que esa justicia especial, nacional, ajustada a las necesidades de nuestras policías
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
La pobreza de bienes es fácilmente remediable, pero la de alma es irreparable.
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Como mucho, el del amor, no es mas que un deseo demente por aquello que huye de nosotros
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
En cuanto al matrimonio, además de ser un contrato del que sólo el principio es libre (pues su duración se ve coaccionada y forzada y depende de algo distinto a nuestra voluntad) y un contrato que normalmente se hace con otros fines, surgen en él mil complicaciones ajenas, suficientes para romper el hilo y enturbiar el curso de un vivo afecto
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Heráclito cedió el reinar a su hermano, y a los efesios que le reprochaban que pasase el tiempo jugando con los niños ante el templo, díjoles: ¿No vale más hacer esto que gobernar los asuntos con vosotros?
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Nos esforzamos en llenar la memoria y dejamos vacío el entendimiento y la conciencia
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
El quejarse siempre es cosa para no ser nunca compadecido, al querer inspirar lástima tan a menudo que no se sea lastimoso para nadie
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Quien se hace el muerto estando vivo corre el riesgo de que lo crean vivo estando moribundo
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
La confesión generosa y libre debilita el reproche y desarma la injuria
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Lo que quiero hacer para el servicio de la muerte ya está hecho; no osaría aplazarlo ni un solo día. Y, si no hay nada hecho, querrá decir: o que la duda habrá retasado mi elección (pues a veces, efectivamente, es elegir el no elegir), o que declaradamente no habré querido hacer nada
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
De buena gana volvería del otro mundo para desmentir a aquel que me hiciera distinto de cómo fui, aunque fuera para honrarme
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE
Jamás consideré que el no tener hijos fuera una falta que hubiera de hacer la vida menos completa y menos alegre
MICHEL EYQUEM DE MONTAIGNE