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Historia real de los Reyes Magos
A inicios del siglo IV empezó crearse la historia de los Reyes Magos en la forma que actualmente la conocemos, ya que hasta entonces era común que se mencionasen entre dos y doce magos (en las catacumbas, los primitivos cristianos solían representar dos o cuatro).
La emperatriz Elena -madre de Constantino el Grande, el primer emperador cristiano, pese a ser la primera dama del imperio, no le gustaba a la vida de la corte y se dedicaba a obras de caridad. Pero sus últimos años estuvieron consagrados a la búsqueda de reliquias sagradas, especialmente la cruz en que fu crucificado Jesucristo y los restos de los magos que habían ido a Belén.
Buscando a los Reyes Magos.
Por orden de la emperatriz Elena (luego Santa Elena), varios emisarios viajaron por Oriente hasta que, hacia el año 326 y en distintos países, se localizaron los restos de tres magos.
La emperatriz hizo que esos cuerpos fueran desenterrados y embarcados con destino a la capital bizantina.
Pocos años después, el 18 de agosto del 336 de la Era Cristiana, falleció la emperatriz.
Un siglo después, León I el Grande -luego santificado-, que fue Papa entre los años 440 y 461, estableció que los magos que habían llevado presentes al Niño Jesús eran tres.
De esta forma, en lo sucesivo ése fue el número que quedó determinado.
¿Por que los reyes magos se llaman así?
Hasta ese entonces no habían salido a la luz los nombres con que actualmente conocemos a los Reyes Magos, y se da por seguro que los nombres de Gaspar, Melchor y Baltasar aparecieron un siglo después de la muerte del Papa San León.
Por ese entonces vivía un monje benedictino e historiador inglés, al que llamaban el Venerable Beda (San Beda, nacido en 675 y muerto en 735), autor de una erudita obra titulada «Historia eclesiástica de Inglaterra«.
Este monje fue quien hizo referencia a los magos:
«Uno de ellos -dijo-, anciano y de blanca cabellera, llamado Melchor; otro, conocido como Gaspar, joven e imberbe, y un tercero, barbado y de tez oscura llamado Baltasar».
Y agregó:
«Melchor llevaba oro como regalo para el rey; Gaspar, incienso para el Dios, y Baltasar, mirra para el ser mortal»
¿POR QUÉ SE LES LLAMA REYES MAGOS?
Estos tres personajes no eran reyes. ¿Por qué, entonces, se les ha dado ese título?
Según Fernando Nicolay («Historia de las Creencias»), el calificativo de Magos es el único que les da el Evangelio.
«Sin embargo -prosigue- como el versículo del salmo LXXII dice que:
Los reyes… le ofrecerán dones, etc…»
se ha deducido que esos magos de ilustre condición debían ser príncipes y por esto la Epifanía ha llegado a ser popular la Fiesta de los Reyes» (el vocablo magos se empleaba como sinónimo de sabios).
Lo cierto es que actualmente se les conoce como Reyes Magos.
Además, como el Venerable Beda, al referirse a Baltasar dice que era de tez oscura y barbado, los pintores -ya hacia el siglo XIV- comenzaron a representar a éste de color negro, aunque no siempre con barba, y tampoco siempre con ropajes característicos africanos.
La tumba de los Reyes magos
Los restos de los tres Reyes Magos estuvieron en Constantinopla (antes Bizancio y hoy Estambul) durante 300 años, hasta que fueron trasladados a la ciudad de Milán.
Allí descansaron varios siglos.
En el año 1162, el emperador Federico Barbarro saqueó Milán, y aunque entró a sangre y fuego la ciudad y la destruyó casi totalmente, respetó los restos de los Reyes Magos y se los entregó en como regalo al arzobispo Reinaldo
Dos años más tarde, el prelado dispuso que los restos fuesen trasladados a la ciudad de Colonia y enterrados en una pequeña basílica que tres siglos antes había hecho construir Hildebold (capellán mayor del emperador Carlomagno).
La presencia de los restos de los Reyes Magos en Colonia (Alemania) tuvo extraordinaria importancia en el progreso de la ciudad.
En efecto, como las peregrinaciones eran constantes y cada vez más numerosas, se comenzó a construir un templo de mayores dimensiones que la modesta basílica.
El resultado fue la imponente y majestuosa Catedral de Colonia, cuyas obras se iniciaron en el año 1248 y finalizaron en el siglo XIX.
Sus torres tienen 157 metros de altura, y el interior del templo tiene 144 metros de largo.
Allí, en una urna que pesa 350 kilos, se encuentran los restos de los tres Reyes Magos.
Se trata de una singular obra de arte de los orfebres medievales, es el más grande de los sarcófagos cristianos labrados a mano y una de las más preciadas reliquias de la Catedral de Colonia.