La profesión de espía, o de agente secreto, es tan antigua como el hombre.
Y Moisés nos mandó espiar a la tierra de Canaán
leemos en el libro de los números, en la Biblia, donde se demuestra que el espionaje, también en aquellos tiempos, formaba parte de las características usuales en la vida política y del arte bélico.
En la época clásica encontramos repetidas referencias acerca del espionaje, por razones nada difíciles de comprender.
Cuando un grupo de personas se disponía penetrar en un territorio desconocido, para establecerse en él o para combatir con sus habitantes, ante todo debía saber con que se encontraría. Los emisarios enviados por Moisés regresaron con racimos de uva, higos y granadas; indicaciones útiles para los hebreos, que de esta forma supieron que en la tierra de Canaán encontrarían el alimento necesario.
En el siglo XX, la obstinación por exaltar los aspectos novelescos el oficio de espía y sus características de violencia, indujeron a mucha gente a pensar que el espionaje era un juego sucio, en el que la imprescindible matar a sus adversarios. A esto contribuyo, de forma extraordinaria, las películas de James Bond.
Naturalmente, se trata de un ejercicio peligroso, porque en casos extremos, puede suceder que una de las dos partes decida muchísimo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, debido en gran parte las transformaciones tecnológicas. En los años 70 del siglo pasado ya existían satélites espías que podían fotografiar desde lo alto, con extrema precisión, los movimientos y las instalaciones militares.
¿Quién fue el primer espía?
El trabajo de los espías, sobre todo para las grandes potencias, se ha convertido paulatinamente en un trabajo rutinario, que suele consistir en el análisis del material publicado, al que puede accederse libremente o recibirse a través de simpatizantes reclutados en el campo del adversario.
Actualmente, es muy raro que un espía ser encarcelado, y todavía los más que en caso de captura se le elimine físicamente, tal y como se lee en las novelas policiacas o se ven las películas. Las grandes potencias suelen descubrir a los espías del adversario sin tener que recurrir para ello a métodos violentos; después, y con toda tranquilidad, lo repartirían.
Hoy en día, nos pueden espiar de miles de formas. De hecho es mejor no pensarlo.
Hay teorías que dicen que todos los correos electrónicos que se envían en el mundo son filtrados por la CIA para descubrir palabras concretas que puedan hacer saltar una alarma sobre alertas terroristas.
Cualquier comunicación por Internet deja un rastro increíble para poder seguir, por no decir nada de las redes sociales como Facebook o Twitter, en las que mucha gente cuenta su vida sin problemas y lo difunde sin ninguna traba.
Y tú ¿qué opinas de los espías?
¿Crees que estamos siendo constantemente espiados?
¿Vivimos en un gran hermano en el que ven todo lo que hacemos?
Comentalo abajo.