Gerardo Diego nació en Santander el 3 de octubre de 1896 y murió en Madrid el 8 de julio de 1987.
Uno de sus libros de poesías más importante es Alondra de verdad.
Escribió, además, Poemas adrede, Versos humanos, Soria, etc.
Fue miembro de la Real Academia de la Lengua.
Por la carretera de Burgos a Soria, o desde Aranda de Duero, se llega a un monasterio que posee uno de los claustros románicos más bellos del mundo: se trata del monasterio de Santo Domingo de Silos, que estaba habitado por frailes benedictinos que contribuian a dar ese aspecto medieval, casi intemporal, al entorno del edificio y al pueblo.
Porque también hay un pueblo, Silos, pueblo de menestrales y de labriegos crecido al abrigo del monasterio y hundido en Castilla la Vieja.
Pertenece a la tierra cantada por Cervantes, Azorín, Machado … y Gerardo Diego, que dedica un bellísimo y conocido soneto al ciprés de Silos:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Gerardo Diego posee un gran dominio de la forma, que él sabe utilizar en los más diversos estilos, desde el modernismo y el ultraísmo hasta los más sencillos.
En toda su obra, sin embargo, hay una perfección fuera de duda, una perfección en que la estética prevalece sobre el contenido.