El libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita: Resumen, caracteristicas y fragmentos
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Autor del libro del Buen Amor
Juan Ruiz nació en Alcalá de Henares en el siglo XIII y murió en el XIV.
Se dice que, siendo arcipreste de Hita, fue encarcelado por el obispo de Toledo durante trece años.
«Querido Juan Ruiz: Sosiega un poco; siéntate; las gradas de este humilladero, aquí fuera de la ciudad, pueden servirnos de asiento durante un momento.
Has corrido mucho por campos y ciudades y todavía no te sientes cansado.
Tu vida es tumultuosa y agitada; quien te vea por primera vez sin conocerte, dirá sin equivocarse cómo eres, cuál es tu espíritu, lo que deseas y lo que amas. Tienes la cara carnosa y encendida: en la grosura de la faz aparecen tus ojos chiquitos, como dos granos de mostaza.
La nariz, recia, una nariz sensual, avanza como para olfatear olores de yantar o de mujer…Tus labios, Juan Ruiz, son el complemento de esa nariz recia y sensual; son unos labios gordos, colorados, que parecen estar gustando a toda hora mil gratísimos gustares.
Has recorrido mucho por la vida y todavía te queda por recorrer otro tanto. Descansa un momento aquí, en la serenidad de la tarde.»
Azorín
¿Quién es ese Juan Ruiz al que se dirige el famoso escritor alicantino Azorín, diciéndole que deje un poco de correr aventuras?
¿Qué vida llevó para que le dijeran tales cosas?
Él mismo nos lo cuenta en un bello libro escrito en verso y perteneciente al «mester de clerecía», género literario del que ya hemos hablado; se trata del Libro del Buen Amor, en el que Juan Ruiz, arcipreste de Hita, se pone como protagonista.
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Resumen, caracteristicas de «El libro del Buen Amor»
Casi todo lo que sabemos de él está escrito en ese libro: que era natural de Alcalá de Henares y que fue arcipreste; que le gustaba andar con «escolares nocherniegos» y que era alegre, jovial, amigo de jaranas y de una gran vitalidad.
En la época del arcipreste, la sociedad estaba a punto de dar un gran cambio, pues se acercaba el renacimiento, y las luchas entre diversos grandes nobles iba a debilitar a los aristócratas y a fortalecer a la monarquía y al Estado.
El arcipreste escribió el libro, como él mismo dice, «para apartar al hombre de las maestrías y sutilezas engañosas del loco amor del mundo, que usan algunos para pecar.»
Pero en vez de escribir un pesado poema contra las costumbres de su tiempo, nos relató una serie de divertidas aventuras para hacer ver la necesidad de reformarse.
Una de estas historias nos cuenta cómo don Melón (que era el mismo arcipreste) se enamora de una dama, doña Endrina, y entonces busca la ayuda de una vieja llamada Trotaconventos, que sirve de mediadora entre ambos para lograr sus deseos.
En otra historia nos divierte con la batalla entre don Carnal y doña Cuaresma, ambos respaldados por sus ejércitos, y que quiere representar la lucha entre el mundo material y el mundo espiritual.
En todos los relatos, el arcipreste busca enseñar buenas costumbres y al mismo tiempo describirnos el ambiente de entonces, en el cual parece encontrarse tan a gusto.