Existe una ciencia, la etología, que estudia la conducta de los animales.
En 1973 sus tres principales precursores fueron galardonados con el Premio Nobel de fisiología y medicina.
Han realizado muchos descubrimientos; pequeñas historias que nos enseñan como entre los animales existen conductas que revelan valor, negación, crueldad, indiferencia o egoísmo, y que nos hacen pensar en el hombre.
¿Cómo se comunican los animales?
La gallina entra en el agua para proteger a los anadones que ha adoptado, a pesar de que nadar no figura entre sus costumbres.
También la urraca generosa ingenua; mientras se distrae, el cuco se aprovecha de ellos, penetran sonido y colocan en sus propios huevos, que ella, encañada, en pollará.
Mamá orangutanes tierna y solícita; ha comprendido que su hijo le querrá de acuerdo con su solicitud; sabe que tanto haga tanto obtendrá.
Los gorilas han establecido una peculiar forma de vida; son disciplinados y exigen que cada uno permanezcan su sitio. Tienen una jerarquía y los más fuertes deciden y mandan.
El oso pardo, por el contrario, es poco sociable; permanece solo y raras veces se expresa.
El oso polar es despectivo; coge bloques de hielo que tira, desde lo alto, a las morsas.
No es cierto que los monos sean criaturas de la fauna que más se nos parecen; tal honor, si lo es, corresponde a los delfines, que demuestran una inteligencia emotiva. Tienen el sentido de comunidad; si alguno de ellos resulta herido, otro se queda su lado, y uno de estos cetáceos instalado en una piscina, cuando su compañera murió se dejó morir de inanición. Y lo mismo y sólo elefante del circo cuando su domador se marchó con una chica. Se siente abandonada y no quiso vivir más. Ésos probóscidios son sensibles y muy solitarios entre sí; en el momento del parto, dos compañeras permanecen al lado de la parturienta para ayudarla. La acarician con la trompa, suavizan sus dolores. Los adultos le forman corro para protegerla. Cuando aparece el recién nacido, que pesa un quintal, los rocían con arena para secar la piel, y después lo sostienen para que se levante y lo tienen sus primeros pasos. Más tarde, los mayores reparten la comida y nunca dejan solo. Juega con sus coetáneos y siempre hay una hembra que se turnan su vigilancia.
Los perros y los gatos han heredado todas nuestras neurosis; los chimpancés se saludan con besos y abrazos, según las costumbres humanas. Cuando se enfadan, se desafían mirándose a los ojos. Pierde el primero en bajarlos. No son violentos, sino más bien pacíficos, incluso sexualmente. Siempre es la hembra quien toma la iniciativa. Los zoólogos aseguran que no son mucho más tontos que nosotros. Los hay que han conseguido aprender las señas de los sordomudos.
Se ha visto que los animales tienen al mundo dotados de algunos recursos y ciertas dotes; saben nadar (una rata puede resistir 80 horas nadando contracorriente), buscarse la comida en un pantano, u orientarse para encontrar alojamiento, pero otras cosas las aprenden debido a la influencia del ambiente; constituyen una alteración entre instinto y experiencia. Tienen unas tendencias innatas y otras adquiridas.
Intentemos comprenderlos. Cuando el lobo lleva la cola entre las piernas, significa que está sometido, cuando la mantiene la vida quiere mostrarse atrevido, y se la lleva media altura, denuncia de ansiedad.
Cuando la gallina quiere advertir a sus polluelos que encontrado granos o gusanos que picotear, lanza una señal aguda, y cuando hincha las plumas significa que es hora de dormir, entonces corren a colocarse debajo de sus alas para que les proteja.
El cachorro, para llamar la atención, lanza un ladrido; y para invitarnos a permanecer alejados, el gato bufa y erizan los pelos.
Cuando le capturan, el orangután enmudece, porque no quiere dar a conocer sus secretos.
Los macacos demuestran tener gran predilección por los placeres sexuales, que el chimpancé es, exteriormente, el que más se nos parece por su modo de actuar.
Los pollos tienen un vocabulario muy abundante, compuestos por 22 señales; por el contrario, los patos carboneros sólo disponen de 16 sonidos; y los ornitólogos han comprendido que el canto no es solamente una manifestación de alegría, sino también de rencor, celos, alarma y reconocimiento. Durante el vuelo algunas órdenes se trasmiten por medio de la cola; significan: seguidme, soy el jefe.
Sólo existe un ave que hable como nosotros: la grácula religiosa, un estornino originario de la india, que repite frases enteras, cancioncillas y ruidos. Busca al cariño de su amo, como hace el perro, y tiene más deseo de comunicarse con los hombres, de quienes se esfuerzan atraer la atención, que con sus semejantes. No se le puede dejar solo, ni dejar de mimarle; Silva sino el cambiante agua todos los días, y quiere carne picada y fruta fresca.
También se ha descubierto que las ocas y los patos eligen a su pareja de acuerdo con el recuerdo de los compañeros con los que jugaron y entre los cuales crecieron. La primavera es la estación de los idilios y de los matrimonios, al aumentar las hormonas y desencadenarse las pasión. Cada cual, para decirlo de alguna manera, expresa de la forma que le es propia sus sentimientos; los babuinos eligen a sus compañeras adultas, y la predilecta adquiere cierto prestigio social; la avoceta es una de monograma, y su declaración, hecha con ostentación de plumas en ceremonial de bodas, significa para siempre. La lagartija macho se declara moviendo la cabeza hacia la hembra y el pavo real exhibe la cola abierta en abanico.
Los polígamos son los más dotados, posiblemente debido al ejercicio. El castor escribe nada menos que una carta, la cual deposita en la orilla del río. Toma montón de barro, lo adorna con hierbas y hoja si lo perfumar una secreción glandular de color rojo, que quiere decir: estoy aquí, me quedo y te espero.
El gallo del bosque difunde su invitación tambor y ando con el pico; la gaveta real es muy discreta; después de un largo cortejo, prepara su nido, ejecuta su rito conyugal, porque todo tiene que estar en regla, y después realiza el apareamiento. La pareja empolla por turno los juegos depositados por la hembra, con lo que el feminismo alcanza una de sus principales metas, mientras el otro cónyuge sale en busca de alimento.
Por el contrario, el cangrejo corista es brutal, asalta la novia, la inmoviliza con sus pinzas y abusa de ella durante días y días. En compensación, la araña llamada viuda negra, peluda y llena de acúleos, aferra al esposo, lo tritura y terminado el orgasmo se lo come, lo mismo que la mantis religiosa, que devora su amigo durante los esparcimientos eróticos. La rana, el león, el caballo y la mariposa campestre tienen nuestras mismas costumbres: se echan encima.
La abeja se comunica a través de curiosas evoluciones, para transmitir noticias acerca del mundo que le rodea. Cuando descubre Flores, entra en el panal y se exhibe en la danza del ocho, o del círculo, para indicar el camino y la distancia al lugar donde puede encontrarse en el, y la del agua para invitar a las obreras a que salpiquen las celdas con el líquido, con el fin de que la temperatura se mantenga fresca; la danza del enjambrazón, interpretada por los emisarios, sirve para conducir a los habitantes del panal hacia una nueva casa.
También se intentado explicar la agresividad de los animales, atribuyéndola motivos de legítima defensa, partición de territorios, jerarquías de grupos o conquistas amorosas. Los gamos enseñan los cuernos para intimidar; otros animales levantan el pico o alargadas garras, pero no persiguen la muerte del antagonista; les basta con avisarlo o asustarlo.
Todo esto no puede más que hacernos reflexionar sobre el mundo en que vivimos. Todos los animales «hablan» y se comunican de cientos de maneras distintas, creando sociedades mucho más complejas de lo que creemos.
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