La Luna (en este caso luna llena), nuestro vecino más cercano, es visible durante la noche. Está compuesta por rocas y polvo, como se ha podido determinar, gracias a los fragmentos que nos han traído las cápsulas espaciales. Altas montañas y numerosos cráteres constituyen los accidentes más importantes de su superficie. Algunos de estos cráteres nacieron del contacto de meteoritos que, al no ver frenada su velocidad por atmósfera alguna, se estrellaban violentamente contra la Luna.