Los compases marinos son brújulas en aguja. Para indicar su dirección adecuada, su esfera, en la que figura una Rosa de los vientos, gira en una caja redonda. Es movido por unos imanes situados en la caja.
Los compases marinos raras veces son secos, es decir, no suelen girar en torno a un eje montado sobre rubíes, como los ejes de los relojes, sino que, por lo general, son líquidos. Esto quiere decir que su esfera está puesta sobre un flotador que gira en la superficie de una mezcla de agua y alcohol. Esto permite que sus movimientos sean más lentos, más estables y que su lectura sea más fácil a pesar de las oscilaciones del barco. Un sistema de suspensión mantiene horizontal el disco del compás, sea cual fuere la inclinación del buque.