Los animalitos, cuando nacen, no siempre se parecen a sus padres.
Algunos salen del huevo en forma de larva o de oruga y Lugo se convierten en mosca o mariposa: son las larvas de insectos.
Es muy frecuente que las larvas y sus progenitores no tengan el mismo modo de vida.
La larva de la libélula, que viven el agua, se convierte, tras la metamorfosis, en un bonito insecto volador.
La rana, que transsita libremente las orillas de los charcos, ha sido antes un renacuajo que, como los peces, sólo puede vivir en el agua.
A menudo, una larva, antes de metamorfosearse, pasa por una etapa de espera en forma de ninfa: la del gusano de seda se encierra en un capullo antes de convertirse en mariposa.