Para regar un jardín pequeño basta con una regadera. Pero para regar extensas zonas hay que traer de muy lejos el agua necesaria y distribuirla por medio de canales y acequias. Este procedimiento de rigor recibe el nombre de irrigación.
El agua puede transformar un desierto en un vergel. Que lo digan los habitantes de los oasis. Y regar la tierra consiste en proporcionarle el agua necesaria para que pueda haber en ella vida vegetal. Se conocen varios sistemas de irrigación: desviación de las aguas del río, excavación de pozos a los que lugó se provee de norias o bombas, canalizaciones y acueductos procedentes de embalses, etcétera.