El organigrama es un gráfico.
Representa la organización del trabajo que incluye desde el máximo responsable de las decisiones hasta el más humilde empleado; además, incluye también la organización de los servicios de la empresa.
En el organigrama cada persona ocupe su lugar, y se indica claramente a quien manda y de quien puede recibir órdenes.
Se trata del plano que fija el lugar de las responsabilidades de cada uno de los miembros de la empresa.
Para saber orientarse en el metro hay que consultar o conocer el plano del mismo.
El organigrama es, pues, el plano del personal de una empresa, fábrica o almacén.
Las pequeñas empresas suelen carecer de organigrama, pues su estructura es simple y su personal poco numeroso: el dueño dirige y ordena; los empleados y obreros ejecutan.
La existencia de un organigrama en una empresa grande es una necesidad, aunque ha de tenerse en cuenta que debe ser puesto al día muy a menudo.
En su forma, estos gráficos aplican asientes reglas: la jerarquía de poderes va de arriba abajo y los empleos iguales se sitúan en la misma altura, horizontalmente. Las relaciones entre personas se precisan con una flecha que va del que manda al que ha de obedecer.
Así, el reparto de funciones está claramente de manifiesto.
El organigrama puede poner al descubierto errores o fallos en la estructura de la empresa.
Se le compara una lámina anatómica del cuerpo humano en la que, una vez terminada, podría verse si el dibujante se había olvidado de las manos, el corazón o quizás incluso la cabeza.
Los organigramas completos tienen formas diferentes de acuerdo con las empresas.
Generalmente el gráfico tiene forma de pirámide: arriba, a la cabeza, un director único que se apoyen la autoridad de algunos directivos, cada uno de los cuales se apoya a su vez en mandos intermedios, que tienen a sus órdenes a otros y así sucesivamente.