Un Cohete es un artefacto sin alas propulsado por un motor de reacción.
Los primeros cohetes fueron utilizados en China contra los tártaros en el año 85 a.C.
Llegaron a Europa en el siglo XI y fueron utilizados como arma para el asedio hasta el siglo XIV, pero quedaron relegados tras el desarrollo de la artillería. Recuperados durante las guerras napoleónicas, su uso decayó nuevamente tras el conflicto de Crimea.
El uso civil de los cohetes se inició en 1903, cuando el ruso K. Tsiolkovski calculó que un cohete debería viajar como mínimo a 40.000 km/h para vencer la atracción de la gravedad y abandonar la Tierra. La pólvora no permitía alcanzar semejante velocidad, pues pesaba mucho y además no ardía bien en la alta atmósfera, donde había poco oxígeno.
La solución vino de la mano de Robert Esnault-Pelterie, quien en 1907 sentó las bases para el empleo de combustibles y comburentes líquidos.
Cohete
En la misma época, el estadounidense Robert Goddard lanzó los primeros cohetes alimentados con dicho sistema, aunque con poco éxito. El primer cohete eficaz dotado de combustible y comburente líquidos fue la bomba volante V-2, empleada por Alemania para bombardear Inglaterra desde el litoral francés a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Empleada por primera vez en 1944, disponía de un sistema de guiado a distancia que permitía modificar su trayectoria una vez lanzada, algo que no podía hacer su antecesora, la V-1. Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, la tecnología alemana pasó a manos de los vencedores y en 1949 los norteamericanos lanzaron al espacio el primer cohete con varias fases, que ascendió 390 kilómetros. En 1957, los soviéticos emplearon un cohete similar para poner en órbita el primer satélite artificial, el Sputnik. Los cohetes constituyeron el único sistema de lanzamiento de naves espaciales hasta que, en 1981, apareció el transbordador espacial. Desde entonces se usa tan sólo para el lanzamiento de satélites y sondas, y el transbordador para las misiones tripuladas.