Un Ordenador es una máquina que ejecuta electrónicamente conjuntos de instrucciones (programas).
Las instrucciones están codificadas en forma de secuencias de unos y ceros que definen operaciones y datos, y que se realizan físicamente en circuitos electrónicos construidos actualmente en chips.
El resultado de ejecutar un programa será unos flujos de unos y ceros de impulsos de corriente que, o acabarán saliendo de la parte del ordenador encargada de la ejecución de los programas (la CPU, unidad central de procesamiento) hacia las partes del ordenador que almacenan información, los dispositivos de memoria (que pueden ser electrónicos, magnéticos, ópticos o magneto-ópticos), o abandonarán el ordenador para dirigirse a otro a través de un cable telefónico, coaxial o de fibra óptica o por medio de ondas electromagnéticas, o controlarán una máquina de otro tipo, o activarán las partes del ordenador que se comunican con el usuario (pantallas, altavoces, impresoras), donde la información de los unos y ceros se convertirá en un mensaje de otro tipo, comprensible para el usuario, quien, por su parte, dispondrá de unos dispositivos (teclado, ratón) que, en sentido inverso, transformarán un mensaje comprensible para el usuario en unas instrucciones en unos y ceros interpretada por la CPU; el usuario tendrá además medios móviles de almacenamiento (disquetes, zips, minidiscos, discos compactos, bobinas de almacenamiento magnético, con los que podrá introducir datos o instrucciones en el ordenador (que también pueden proceder directamente de otro ordenador).
Un ordenador puede estar preparado sólo para realizar tareas específicas, pero uno general ejecutará cualquier conjunto de instrucciones adecuadamente codificadas que reciba. Según el volumen de la información que haya de manejar y el consiguiente coste del equipo, los ordenadores se dividen en cuatro categorías generales, de fronteras imprecisas: personales, miniordenadores (que suelen trabajar controlando redes locales de ordenadores), mainframes, que gestionan volúmenes de información muy grandes para empresas e instituciones, y superordenadores, que consiguen velocidades de procesamiento especialmente elevadas, necesarias para cálculos muy complejos.
El ábaco y las máquinas de Pascal, Leibniz y, sobre todo, la de Babagge (para la que Ada Lovelace, hija de Byron, escribió los primeros, por así decirlo, programas de ordenador) fueron precedentes mecánicos de las computadoras electrónicas. En los años treinta Vannevar Bush y Atanasoff establecen algunos de los fundamentos teóricos de los computadores. En los años cuarenta el esfuerzo británico por descifrar los mensajes cifrados con el código secreto alemán Enigma conduce a la creación de un ordenador electrónico, Colossus, que no era de uso general y permaneció secreto hasta muchos años después; antes, a principios del decenio, el alemán Konrad Zuse había diseñado el ordenador Z3 para construir aviones y misiles.
En 1944 la IBM construyó, bajo la dirección de Howard Aiken, de la universidad de Harvard, el Mark I, también con una finalidad militar. El primer ordenador de uso general fue el ENIAC, de Eckert y Mauchly, un proyecto del gobierno y la universidad de Filadelfia, con 18.000 tubos de vacío; era una máquina enorme, que consumía una cantidad inmensa de electricidad, pero computaba cientos de veces más deprisa que Mark I. En esa misma universidad, el matemático John von Neumann diseñaba a mediados de 1940 el EDVAC, cuyo esquema sentaba las bases del ordenador moderno: contaba con una unidad central de procesamiento y una memoria que almacenaba programas y datos. El Univac I fue uno de los primeros ordenadores comerciales que utilizó esa concepción.
La oficina del censo de los Estados Unidos adquirió uno, y adelantó con él el resultado de las elecciones de 1952. Por entonces los programas se escribían en un lenguaje-máquina (instrucciones directamente comprensibles por el ordenador) específico de cada modelo. Los llamados ordenadores de segunda generación utilizaban, desde finales de los años cincuenta, transistores en vez de válvulas; los programas empiezan por entonces a escribirse en lenguajes-ensamblador de más alto nivel, lo que facilita la programación, y aparecen los lenguajes de programación FORTRAN y COBOL, más diáfanos y cercanos al lenguaje humano, y de muy larga vida. Este tipo de ordenadores empieza a ser utilizado de forma generalizada por las empresas, pero el gran salto adelante de las computadoras se da en 1964 con el primer ordenador construido con circuitos integrados (ordenadores de tercera generación). A mediados de los años setenta aparecen los ordenadores personales, aprovechando el nacimiento del microprocesador unos años antes. En 1978 Seymour Cray produjo el superordenador Cray I.
En 1985 Daniel Hillis inventó la primera máquina de procesamiento en paralelo.