Tesis doctoral de Montse Valero Herreros
La presente tesis doctoral se realizó partiendo de una realidad social: la población mundial está envejeciendo y los índices de natalidad son demasiado bajos para contrarrestar este efecto. Asimismo, es una evidencia que la esperanza de vida en los países desarrollados ha aumentado y cada vez son más las personas que viven más años y, en consecuencia, llegan a edades más longevas. Esto resulta esperanzador cuando se trata de poner años a la vida, pero una cuestión importante es cómo se viven esos años. los cambios anatómico-fisiológicos que se producen en el cerebro a medida que vamos envejeciendo son los responsables del declive físico y psicológico que se produce con el paso de los años, dando origen a las diferentes patologías y demencias asociadas a la edad. El declive cognitivo incapacita a las personas, en mayor o menor grado, restándoles funcionalidad cognitiva y motora con la consecuente pérdida de autonomía e independencia. No obstante, las personas mayores, a pesar de sufrir el progresivo deterioro cognitivo, son capaces de tener un buen rendimiento en tareas que requieren procesos cognitivos para su realización. Gracias al conocimiento y la experiencia que se adquiere a lo largo de la vida, se pueden paliar los déficits en determinados procesos cognitivos mediante el uso de estrategias compensatorias, las cuales originan patrones de actividad cerebral distintos a los que presentaría una persona joven, pero que resultan efectivos para obtener un buen rendimiento. determinados factores relacionados con el estilo de vida, tales como la actividad intelectual, la interacción social, la dieta y la actividad física, están asociados con el mantenimiento de la función cognitiva, así como con la reducción del riesgo para trastornos neurodegenerativos. Un estilo de vida sedentario por la falta de actividad física repercute directamente en una atrofia de la masa muscular, en un deterioro del metabolismo aeróbico y en una disminución de la movilidad articular de las personas. También aumenta el riesgo de padecer trastornos asociados a la edad como los trastornos cardiovasculares, trastornos en el estado de ánimo (depresión, ansiedad), diabetes y arteroesclerosis (la cual puede producir un marcado declive cognitivo). con estas evidencias, se propuso la realización de este trabajo de tesis doctoral con dos propósitos principales: analizar los patrones de actividad cerebral durante la realización de dos tareas cognitivas (mediante la técnica de neuroimagen llamada magnetoencefalografía) y analizar la regulación autonómica de los participantes a través de la variabilidad de la frecuencia cardiaca (vfc) (mediante el registro de la frecuencia cardiaca en dos momentos temporales distintos). el estudio se realizó con 27 participantes con una media de edad de 70.6 + 5.5 años (6 hombres y 21 mujeres). La muestra se dividió en dos grupos en función del nivel de actividad física regular que practicaban: el grupo activo (n=15), compuesto por aquellas personas que realizaban algún tipo de actividad física de manera regular al menos 3 días/semana, durante un mínimo de 30 minutos; el grupo sedentario (n=12), compuesto por aquellas personas que no realizaban ningún tipo de actividad física de manera regular. los resultados no mostraron diferencias significativas entre activos y sedentarios respecto al rendimiento cognitivo en las tareas. Ambos grupos obtuvieron un porcentaje muy alto de respuestas correctas (por encima del 90%) tanto para la tarea de búsqueda visual como la de memoria. respecto a los patrones de actividad cerebral sí se obtuvieron diferencias en función del nivel de práctica de actividad física. Durante la tarea de búsqueda visual, los sedentarios activaron en mayor medida que los activos áreas del lóbulo frontal a latencias tardías, indicativo de un mayor esfuerzo cognitivo para captar, retener y procesar el estímulo objetivo. Durante la tarea de memoria, el grupo sedentario activó en menor medida que el activo áreas frontales a latencias tempranas, pero en cambio, necesitó activar en mayor medida áreas occipito-temporales a latencias tardías. Estos resultados coinciden con el modelo teórico pasa, y nuevamente indican que los sedentarios precisan de un mayor esfuerzo cognitivo mientras que los activos muestran un patrón de activación cerebral más parecido al que mostraría una persona joven. por su parte, una mayor vfc se relacionó con una mayor actividad cerebral, durante la tarea de memoria. No obstante, esta relación no está determinada por el nivel de actividad física. El grupo más activo mostró una mayor variabilidad cardiaca y una mayor influencia vagal, indicando un mejor estado de salud que el grupo más sedentario. El grupo más activo también mostró una mayor activación simpática que podría indicar una mejor adaptación al esfuerzo físico debida a la práctica continuada de actividad física. así pues, el presente estudio ha sido pionero en la utilización conjunta de la magnetoencefalografía y el análisis de la vfc para evaluar los efectos de la práctica regular de actividad física en gente mayor. Se trata de técnicas objetivas y no invasivas muy prometedoras para realizar investigaciones futuras.
Datos académicos de la tesis doctoral «Efectos de la actividad física sobre la actividad cerebral y la variabilidad de la frecuencia cardiaca en mayores«
- Título de la tesis: Efectos de la actividad física sobre la actividad cerebral y la variabilidad de la frecuencia cardiaca en mayores
- Autor: Montse Valero Herreros
- Universidad: Autónoma de barcelona
- Fecha de lectura de la tesis: 07/07/2010
Dirección y tribunal
- Director de la tesis
- Lluís Capdevila Ortís
- Tribunal
- Presidente del tribunal: María concepción Menéndez montañés
- Fernando Maestu unturbe (vocal)
- (vocal)
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