Recría de corderas de raza assaf española: efecto de la alimentación entre el nacimiento y los cinco meses de edad sobre el crecimiento de los animales, el desarrollo de la glándula mamaria y la producción de leche en la primera lactación.

Tesis doctoral de Natalia Castañares Castro

El crecimiento y desarrollo de la glándula mamaria es un factor determinante de la capacidad de producción de leche de los animales. Se sabe que en el ganado vacuno elevados niveles de ingestión de energía durante la etapa prepuberal pueden afectar negativamente a este desarrollo mamario y perjudicar, por tanto, la capacidad de producción de leche de los animales. Sin embargo, en el ganado ovino apenas existe información al respecto. por tanto, este trabajo de investigación se llevó a cabo con el objetivo general de estudiar, en corderas de raza assaf española, el efecto del nivel de ingestión de energía entre el nacimiento y los 5 meses de edad sobre el ritmo de crecimiento de los animales, el desarrollo de la glándula mamaria y la producción de leche en la primera lactación. para ello, se utilizaron 120 corderas de raza assaf española criadas en condiciones experimentales, de acuerdo con un diseño factorial 2í–3, definido por 2 niveles de ingestión durante el periodo de lactancia [alto lactancia (al: 1,5 mj eb/kg pv0,75 y día) y restringido (rs: 0,9 mj eb/kg pv0,75 y día)] y 3 niveles de ingestión entre el destete y los 5 meses de edad (primera fase de la recría) [alto (a: pienso de recría suministrado ad líbitum), medio (m: 25 g de pienso/kg de peso vivo y día) y bajo (b: 15 g de pienso/kg de peso vivo y día)]. Durante esta primera fase de la recría todos los animales dispusieron de paja de cebada a voluntad. Una vez concluida esta fase, los animales se alimentaron, independientemente del tratamiento previo, con una misma ración completa, suministrada ad líbitum cuya composición se fue adaptando a los distintos periodos (entre los 5 meses de edad y el final de la primera lactación). a lo largo de toda la prueba se controló semanalmente el peso vivo (pv) y la ingestión de alimento. Además, se estimó la composición de la glándula mamaria (volumen de los tejidos parenquimatoso y extraparenquimatoso) a los 5 y 10 meses de edad mediante tomografía axial computariza (tac), se utilizó la ecografía para valorar el área de la cisterna mamaria en el momento previo a la cubrición de las ovejas (pregestación), durante la gestación (a los 90 y 135 días) y a distintos intervalos de ordeño en la lactación (8, 14 y 22 horas posordeño), y se realizó un análisis morfométrico de la glándula mamaria mensualmente durante la fase de lactación (volumen, perímetro, anchura y profundidad de la ubre, altura de las cisternas y longitud, anchura y ángulo de inserción de los pezones). Así mismo, se analizó la concentración sérica de las hormonas gh (hormona del crecimiento), igf-i (factor de crecimiento tipo insulina), insulina y prolactina en el momento del destete, a los 5 y 10 meses de edad y al inicio de la lactación. Además, a lo largo de la primera lactación se controló la producción de leche y se determinó su composición (grasa, proteína, lactosa y extracto seco). como consecuencia del propio diseño experimental, el pv de los animales en el momento del destete, fijado para unos mínimos de edad, pv e ingestión de alimento sólido, fue diferente entre tratamientos (p<0,001; con medias de 17,8 y 13,7 kg para los grupos al y rs, respectivamente) al igual que ocurrió con las ganancias diarias de pv (gdpv; 250 y 208 g/día; p<0,001). En ninguna de las fases posteriores se observaron diferencias significativas (p>0,10) ni en la ingestión de materia seca (ms) ni en la gdpv o el pv relacionadas con el nivel de alimentación recibido durante la lactancia, debido probablemente al enmascaramiento de este efecto por los niveles de ingestión de concentrado fijados para la primera fase de la recría. durante esta primera fase de la recría, y debido también al diseño experimental, tanto la gdpv de los animales como el pv final fueron significativamente diferentes entre tratamientos (p<0,001), situándose la gdpv en valores de 261, 161 y 105 g/animal y día y el pv final en 42,2; 32,8 y 26,1 kg para los tratamientos a, m y b, respectivamente. ni en la segunda fase de la recría (comprendida entre los 5 y los 10 meses de edad) ni en los periodos de gestación y lactación se observaron diferencias (p>0,10) entre tratamientos en los valores medios de ingestión de ración completa, siendo estos de 1,76; 1,58 y 2,34 kg ms/animal y día para cada uno de los tres periodos, respectivamente. A pesar de esto, durante la segunda fase de la recría, los animales del tratamiento b tuvieron un ritmo de crecimiento un 8% superior a los del tratamiento m y estos últimos, a su vez, un 28% superior a los del tratamiento a (p<0,001). Estas diferencias en la gdpv podrían deberse, por una parte, a la mayor capacidad de ingestión de los animales de los tratamientos m y b en función de su tamaño corporal, relacionado posiblemente con el elevado consumo de paja de cebada que presentaron durante la fase anterior. Por otra parte, podría también ser debido a unas menores necesidades de mantenimiento de estas corderas (m y b) como consecuencia de su menor pv, lo que unido al motivo anterior (mayor ingestión) pudo dar lugar a la manifestación de un crecimiento compensatorio. sin embargo, y pese a las diferencias observadas en la gdpv de las corderas entre los 5 y los 10 meses de edad, en el momento de la cubrición (10 meses de edad) el pv de los animales todavía presentaba diferencias entre tratamientos (70,3; 64,4 y 58,9 kg en los grupos a, m y b, respectivamente; p<0,01). Ni al final de la gestación ni en el momento del secado, el pv varió entre tratamientos (p>0,10), alcanzando un valor medio de 83,6 y 78,0 kg para cada una de las fases. la diferente gdpv de los animales durante la primera fase de la recría supuso que, tanto a los 5 como a los 10 meses de edad, el volumen total de la glándula mamaria y el del tejido extraparenquimatoso (estimados mediante tac) fuesen diferentes entre tratamientos (p<0,001), mientras que el del tejido parenquimatoso sólo lo fue a los 10 meses de edad (p<0,05). En todos los casos, el mayor volumen se observó en los animales del tratamiento a, lo cual podría deberse, en parte, al mayor pv de estas corderas en ambos momentos. A pesar de esto, a los 5 meses de edad el porcentaje de parénquima mamario era superior (p<0,001) en los animales del tratamiento b de la fase de recría (13, 19 y 38% para los tratamientos a, m y b, respectivamente) mientras que estas diferencias desaparecieron a los 10 meses de edad. Por el contrario, el volumen de tejido extraparenquimatoso en este momento fue un 38% menor en los animales del tratamiento b respecto a los otros dos (340, 293 y 196 cm3 para los animales de los tratamientos a, m y b, respectivamente; p<0,01). el tratamiento recibido durante la fase de lactancia no ocasionó diferencias en el área de la cisterna mamaria en ninguna de las fases en que esta fue controlada (p>0,10). Sin embargo, en el momento previo a la sincronización de la ovulación se observó una mayor área cisternal (p<0,01) en los animales pertenecientes al tratamiento a de la fase de recría (0,60 cm2) respecto a los animales del tratamiento b (0,29 cm2), presentando los del tratamiento m un valor intermedio (0,34 cm2). Los bajos valores observados en el área de la cisterna mamaria podrían deberse al hecho de que la principal función de esta estructura es la de permitir el acúmulo de la leche secretada por el animal durante el intervalo entre dos ordeños, y en este momento de la vida del animal no existía secreción láctea. Por otra parte, las diferencias entre tratamientos podrían explicarse por el distinto volumen total de glándula mamaria señalado en el apartado anterior. no se observaron tampoco diferencias estadísticamente significativas (p>0,10) en el área cisternal ni a los 90 ni a los 135 días de gestación (0,54 y 3,57 cm2, respectivamente), ni durante la lactación (con valores medios de 37,8; 43,4 y 48,3 cm2 a las 8, 14 y 22 horas posordeño, respectivamente). El incremento observado en el área de la cisterna mamaria a medida que se acerca el momento del parto o que aumenta el intervalo entre dos ordeños concuerda lógicamente con su función para la acumulación de la leche. por lo que se refiere a la morfología mamaria durante la lactación, únicamente se observaron diferencias significativas en el perímetro de la ubre en el primer mes, cuando el mayor valor correspondió a los animales del tratamiento a de la fase de recría (56, 51 y 52 cm en los tratamientos a, m y b, respectivamente; p<0,05). El resto de parámetros morfológicos no mostró diferencias significativas (p>0,10), referidas a ninguno de los dos efectos principales, en ninguno de los momentos de la lactación en que se controlaron, lo cual podrían relacionarse con la ausencia de diferencias en la producción de leche a lo largo de la lactación. En este sentido, se observaron correlaciones positivas entre la producción de leche y la mayoría de los parámetros definitorios de la morfología externa de la ubre, aunque no con los relativos a los pezones. en relación al perfil hormonal, en el momento del destete únicamente se encontraron diferencias significativas (p<0,01) debidas al nivel de ingestión en la concentración de igf-i (437 y 314 ng/ml para los animales de los tratamientos al y rs, respectivamente). Esta hormona también mostró diferencias entre tratamientos, al igual que la insulina, a los 5 meses de edad (p<0,01), siendo mayor la concentración de ambas cuanto mayor había sido la cantidad de pienso ingerida por los animales. La gh únicamente mostró diferencias significativas debidas al tratamiento recibido durante la fase de recría a los 10 meses de edad (5,5; 7,2 y 6,8 ng/ml para los tratamientos a, m y b, respectivamente; p<0,05) y al inicio de la fase de lactación (p<0,01), donde el mayor valor correspondió a los animales del tratamiento b (6,6 ng/ml). Para la prolactina se observaron unos valores medios de 224, 219 y 305 ng/ml en los tratamientos a, m y b, respectivamente (p<0,001) durante la lactación, mientras que en el resto de las fases no se observaron diferencias significativas (p>0,10), tal y como cabría esperar dada su función lactogénica y galactopoyética. el tratamiento recibido por los animales durante la lactancia no afectó significativamente (p>0,10) ni a la fertilidad ni a la prolificidad de los animales, con tasas muy próximas al 80% y al 160%, respectivamente. Sin embargo, la ingestión de alimento durante la primera fase de la recría, aunque tampoco provocó diferencias en la prolificidad (p>0,10), sí dio lugar a una tasa de fertilidad mayor (p<0,05) en los animales del tratamiento b (90%), lo que podría estar relacionado con una mayor disponibilidad de progestágeno en estas corderas, ya que aunque presentaban un menor pv y condición corporal en el momento de la sincronización de la ovulación, a todas se les aplicó la misma dosis de fga (acetato de fluorogestona, 80 mg). ninguno de los tratamientos a los que fueron sometidos los animales durante las fases de lactancia y recría provocó diferencias en la producción de leche medida cada semana, observándose un valor medio de 1,59 y 0,76 kg/animal y día para las fracciones de leche ordeño y residual, respectivamente (p>0,10). Tampoco la estimación de la producción de leche normalizada a 150 días de ordeño y la persistencia de la lactación fueron significativamente diferentes (p>0,10) entre tratamientos, siendo los valores medios para estos parámetros 260 kg/animal y -22,9 g/semana, respectivamente. De acuerdo con estos resultados, parece que las variaciones observadas en la composición de la glándula mamaria a los 5 y los 10 meses de edad no se mantuvieron durante la lactación, lo cual ocasionó que no se observasen diferencias significativas en ninguno de los parámetros relativos a la producción de leche. De la misma manera, tampoco la composición de la leche fue diferente entre tratamientos (p>0,10), ni en el porcentaje de cada uno de sus componentes (grasa, proteína, lactosa y extracto seco) ni, lógicamente, en la cantidad producida diariamente de cada uno de ellos, ya fuera en la fracción de leche ordeño o residual. como conclusión final, podría decirse que en corderas de raza assaf española el nivel de ingestión de energía desde el nacimiento hasta los 5 meses de edad, aunque influye tanto en el crecimiento de los animales como en el desarrollo de la glándula mamaria, al menos hasta los 10 meses de edad, no afecta ni a la producción ni a la composición (grasa, proteína, lactosa y extracto seco) de la leche durante la primera lactación. a pesar de que se trata de estudios preliminares, parece que la producción de leche de las corderas de raza assaf española no se ve afectada por el nivel de ingestión de concentrado durante la fase previa a la pubertad, por lo que no sería recomendable, teniendo en cuenta el actual precio de las materias primas para la alimentación del ganado, que los animales dispongan del alimento concentrado ad líbitum. Además, ritmos de crecimiento moderados (en torno a 150 g/día, logrados con el tratamiento m) permiten que se alcance el pv adecuado para la cubrición a una edad temprana (8-9 meses) y no se alargue el periodo no productivo de los animales.

 

Datos académicos de la tesis doctoral «Recría de corderas de raza assaf española: efecto de la alimentación entre el nacimiento y los cinco meses de edad sobre el crecimiento de los animales, el desarrollo de la glándula mamaria y la producción de leche en la primera lactación.«

  • Título de la tesis:  Recría de corderas de raza assaf española: efecto de la alimentación entre el nacimiento y los cinco meses de edad sobre el crecimiento de los animales, el desarrollo de la glándula mamaria y la producción de leche en la primera lactación.
  • Autor:  Natalia Castañares Castro
  • Universidad:  León
  • Fecha de lectura de la tesis:  20/06/2008

 

Dirección y tribunal

  • Director de la tesis
    • Gonzalo Hervás Angulo
  • Tribunal
    • Presidente del tribunal: secundino López puente
    • Carlos Gonzalo abascal (vocal)
    • ángel Ruiz mantecón (vocal)
    • giuseppe Pulina (vocal)

 

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