El chocolate, que es originario de México, fue importado España en el siglo XVI por los conquistadores. Pasó a Francia y Europa a través de la corte de Luis XIII, donde lo llevó Ana de Austria, hija del rey de España y esposa del rey francés. En el siglo XVIII el chocolate era un producto raro y caro. Los médicos lo recetaban, como un verdadero medicamento estimulante reconstituyente, para ayudar a los convalecientes a restablecerse pronto.
El chocolate es una bebida que se hace, fundamentalmente, de azúcar y cacao. Del tronco del cacao surgen las mazorcas, que son los frutos del tamaño de un puño y que contienen unos 50 granos. Estos granos constituyen la materia prima con la que trabajan los chocolateros.
Los granos de cacao se lavan, se secan y se tuestan, y pierden así gran parte del agua que poseen en estado natural.
A continuación se machacan y se los separa de su cáscara. Tras este proceso, las especies de hogazas resultantes se trituran en unos molinos con unas características particulares. Éstos molinos son especiales para chocolate. De allí salió el líquido pastoso que contienen precioso cacao y una grasa vegetal: la manteca de cacao. El cacao suele venderse sin que le haya sido extraído la manteca o finamente molido después de la extracción de ésta. Mezclado con azúcar, del chocolate. La mezcla, que también puede incluir vainilla y otros aromatizantes, se calienta, se bate y, a continuación, se colocan moldes. Éstos, que ha sido previamente calentados, circulan por encima de una mesa liberadora cuando reciben la pasta de chocolate. Después, el chocolate, que ha sido refrigerado en un túnel especial, se endurece ya en forma de tabletas. Por último, se envuelve con un papel metalizado que lo protegerá de la humedad. Además del chocolate normal, los chocolateros fábrica de chocolate con leche, con avellanas, en polvo, etc.