Las nubes están formadas por finísimas gotitas de agua o agujas de hielo, tan ligeras que se sostienen en el aire. A veces se agrupan, aumentando de peso y caen en forma de lluvia.
Las nubes no están formadas, como muchos creen, por vapor de agua, sino por minúsculas partículas de agua líquida o helada. Estas partículas van descendiendo lentamente, tan lentamente que su velocidad de caída no es superior a los 50 m/h. A veces encuentran a caer una capa de aire más cálido. Entonces evaporan y disipa: la nube parece estar siempre la misma altura. En otros casos, se reúnen formando pesadas gotas de lluvia, tenues velos de niebla o ligeros copos de nieve.
No sólo es que las nubes sean agua evaporada que se acumula y se condensa precipitando es en forma de lluvia, el simbolismo de las nubes es tremendo. A los niños les encanta dibujar nubes, mirar las nubes, etcétera. Mi hijo, en muchas ocasiones me he preguntado sobre las nubes cosas como ¿por qué flotan las nubes? o ¿cómo pueden atravesar los aviones las nubes? Y, cuando era más pequeño, también me pregunto una vez ¿por qué no puedo ver a los osos amorosos que viven en las nubes? En fin me parece mucho más bonito hablar de las nubes desde el punto de vista simbólico que desde el punto de vista físico.
Yo diría que es de ahí de donde mi madre siempre me decía que me bajara. Fuera del tema meramente metereológico, creo que las nubes tienen un simbolismo muy importante, desde las religiones que piensan, o hacen creer a los niños que es donde viven los ángeles, a una fuente de imaginación en la que se pueden ver cualquier tipo de figuras sobre todo siendo niño. Me encanta estar en las nubes mirando las nubes.